NOTRE-DAME DE FONTGOMBAULT (Indre, 1948)
Le monastère de Fontgombault fut fondé en 1091 par Pierre de l'Étoile, avec des ermites qui vivaient dans les environs. L'abbaye fut fermée en 1742. À partir de 1849, une communauté de moines cisterciens y vécut jusqu'en 1905. En 1948, le monastère fut restauré par un groupe de moines venus de Saint-Pierre de Solesmes.
ABBAYE NOTRE-DAME DE FONTGOMBAULT
36220 FONTGOMBAULT
FRANCE
Tél. : 02 54 37 12 03
Fax : 02 54 37 12 56


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ABBAYE NOTRE-DAME DE DONEZAN - CARCARNIÈRES

Ce monastère a été fondé par l’abbaye de Fontgombault (Indre) à l’automne 1994 sur le site de Gaussan. Dans le but de trouver une plus grande solitude, le monastère se déplace maintenant dans un endroit encore plus reculé. 

Communauté AbbayeAbbaye Saint Paul Wisques . Choeur de l'église de l'Abbaye Notre Dame deTriorsL'abbaye Notre-Dame de Triors renoue avec un long passé monastique : en 1984, quatorze moines bénédictins de Fontgombault répondent à l'invitation qui leur est faite de s'établir dans le château de Triors construit au XVII° siècle par Charles de Lionne de Lesseins, abbé commendataire de Saint-Calais non loin de Solesmes.
    Le site, ample plateau verdoyant adossé aux collines et face au Vercors, se prête à la vie de silence et de travail des moines, qui y perpétuent la tradition monastique de la région.
procession
La vie bénédictine interrompue par la Révolution est restaurée en France par Dom Guéranger, en 1833, à Solesmes (Sarthe).
C'est cette communauté qui relève l'antique abbaye de Fontgombault (Indre) en 1948.
Envoyés de Fontgombault, les premiers moines arrivent à Randol en mai 1971 et le nouveau monastère est "inauguré" le 16 octobre de la même année.
Le prieuré de Randol est érigé en Abbaye la 21 mars 1981 et le premier Abbé de Randol, Dom Éric de Lesquen, reçoit la bénédiction de l'évêque de Clermont, le 24 juin de cette même année.
La dédicace de l'église abbatiale est célébrée solennellement le 5 octobre 1985.

Le 15 novembre 2003, les moines de Randol élisent leur deuxième Abbé, Dom Bertrand de Hédouville, qui reçoit la bénédiction le 30 janvier 2004. 

There were so many vocations that Fontgombault had to found new monasteries. As the American novices needed to get a solid formation, the project to found in America was put off for many years, but not forgotten.
Beginning in 1991, Dom Antoine Forgeot, abbot of Notre-Dame de Fontgombault Abbey began to make exploratory trips to the United States, accompanied by Dom Francis Bethel. After visiting many sites in several states and after many hesitations, a property was found in 1998, in the diocese of Tulsa, Oklahoma, that struck the abbot and many others as very well suited for the American foundation. It was a ranch located along Clear Creek. The idea was approved by the Chapter of the French abbey and on the feast of the Assumption of that same year 1998, a charter was signed between the abbot of Fontgombault and the bishop of Tulsa formally recognizing the existence of the new foundation.

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segunda-feira, 17 de agosto de 2015

ARTIGOS SOBRE A ESPIRITUALIDADE BENEDITINA


El mundo entero en
un rayo de sol...
La Visión de San Benito
…Capítulo 35

Del mundo entero reunido ante sus ojos, y del alma de Germán, Obispo de Capua.

En otra ocasión, Servando, diácono y abad del monasterio que Liberio, antiguo patricio (1), había fundado en la región de Campania, fue a visitar a Benito, según su costumbre. Efectivamente, frecuentaba su monasterio; y como él estaba también lleno de buena doctrina y de gracia celestial, se intercambiaban dulces palabras de vida, y suspirando pregustaban ya el suave alimento de la patria celestial.

Visión de San Benito: Miniatura incluida en la inicial G (Gaudeamus omnes in Domino), de un Gradual de 1684 en la Biblioteca Capitular del monasterio de Einsiedeln.

Habiendo llegado la hora de entregarse al descanso, el venerable Benito subió a su celda, situada en la parte superior de una torre y el diácono Servando se quedó en la parte inferior. Una escalera comunicaba un piso con otro. Frente a la misma torre había una habitación amplia donde descansaban los discípulos de ambos.

El hombre de Dios, Benito, mientras los monjes dormían aún, se anticipó a la hora de las vigilias nocturnas y se quedó de pie junto a la ventana orando a Dios todopoderoso. De pronto, en aquella intempestiva hora nocturna vio difundirse una luz desde lo alto, que ahuyentó las tinieblas de la noche. Aquella luz en medio de la oscuridad brillaba con tanto resplandor, que su claridad superaba con creces a la luz del día.

En esta visión se siguió algo en extremo maravilloso, ya que según él mismo contó luego, apareció ante sus ojos el mundo entero, como recogido en un rayo de sol. Y mientras el venerable abad fijaba sus pupilas en el resplandor de aquella luz tan brillante, vio cómo el alma de Germán, obispo de Capua, era llevada al cielo por los ángeles en una bola de fuego (2).

Entonces, queriendo tener un testigo de tamaña maravilla, llamó al diácono Servando repitiendo dos o tres veces su nombre a grandes voces.

Asustado por aquel grito, insólito en el hombre de Dios, subió y miró, pero no vio más que una pequeña centella de aquella luz. Y como Servando quedara atónito ante este prodigio tan grande, el hombre de Dios le contó detalladamente todo lo que había sucedido. En seguida dio aviso al piadoso varón Teoprobo, de la villa de Casino, para que aquella misma noche enviara un mensajero a la ciudad de Capua, con el fin de informarse de cómo estaba el obispo Germán, e informándose minuciosamente supo que su óbito había acaecido en el mismo instante en que el hombre de Dios había visto subir su alma al cielo.

PEDRO.- ¡Cosa sobremanera admirable y de todo punto inaudita! Pero eso que has dicho: de que ante sus ojos apareció el mundo como recogido en un rayo de sol, no puedo imaginármelo, porque jamás he tenido semejante experiencia. Pues ¿cómo es posible que el mundo entero pueda ser visto por un hombre?

GREGORIO.- Fíjate bien, Pedro, en lo que voy a decirte. Para el alma que ve al Creador, pequeña es toda criatura (3). Puesto que por poca que sea la luz que reciba del Creador, le parece exiguo todo lo creado. Porque la claridad de la contemplación interior amplifica la visión íntima del alma y tanto se dilata en Dios, que se hace superior al mundo; incluso el alma del vidente se levanta sobre sí, pues en la luz de Dios se eleva y se agranda interiormente. Y cuando así elevada mira lo que queda debajo de ella, entiende cuán pequeño es lo que antes, estando en sí, no podía comprender. El hombre de Dios, pues, contemplando el globo de fuego vio también a los ángeles que subían al cielo, cosa que ciertamente no pudo ver sino en la luz de Dios. ¿Qué hay de extraño, pues, que viera el mundo reunido en su presencia, el que elevado por la luz del espíritu salió del mundo? Y al decir que el mundo quedó recogido ante sus ojos, no quiero decir que el cielo y la tierra redujeran su tamaño, sino que, dilatado y arrebatado en Dios el espíritu del vidente, pudo ver sin dificultad todo lo que estaba por debajo de Dios. Pues a esta luz que brillaba ante sus ojos, correspondía una luz interior en su alma, que arrebatando el espíritu del vidente en las cosas celestiales, le mostró cuán pequeñas son todas las cosas terrenas.

PEDRO.- Veo que me ha sido de gran utilidad el no haber entendido lo que dijiste antes, pues gracias a mi lentitud en comprender, tu explicación ha sido mucho más completa. Pero ahora que ya me has explicado estas cosas con tanta claridad, te ruego que vuelvas a tomar el hilo de la narración.

Visión de San Benito: ca.1360 Giovanni del Biondo (fl.1356-1392). Temple sobre madera. Galería de Arte de Ontario. (PMA: J99.1089).


______________________

(1Fue prefecto de las Galias desde cerca del 515 hasta el 533, estuvo casado con Agrestia y fue un excelente cristiano. Construyó la basílica de Orange, en cuya dedicación se celebró el II Concilio de Orange (529). Murió hacia el 554. El monasterio fundado por él, parece que fue el de San Sebastián d’Alatri. San Gregorio, Epist. IX, 162.
(2Era ya Obispo de Capua en el 519. Murió a fines del 540 o a principios del 541, puesto que su sucesor fue consagrado el 23 de febrero de 541; Corpus Inscriptionum Latinarum X, 1-2, 4503.
(3Este capítulo abrió una controversia que duró desde el siglo XII al XVIII, sobre si San Benito vio la esencia divina o no. Se han dado diversas explicaciones del hecho, pero pienso que San Gregorio no pretende con este relato demostrar que San Benito vio la esencia divina –cosa imposible en esta vida, para el santo doctor-, sino que, dando como un hecho implícito que San benito vio al Creador per aenigma et speculum, , quiere explicar sencillamente que el santo fue elevado en un rapto místico hasta la contemplación de los atributos de Dios; que llegó a la cumbre de la contemplación y de la santidad, y que estaba tan desasido de todo lo mundano, y tan espiritualizado, que sólo le faltaba la liberación del cuerpo para penetrar en la visión de la esencia divina.
………………………….
San Gregorio Magno, San Benito de Nursia.Edición de: De Vita et Miraculis Patrum Italicorum et de aeternitate animarum 
(Conocido como Libro de los Diálogos, II Volumen). Versión con introducción y notas, de Ernesto Zaragoza Pascual, OSB. Ed. Lumen, Col. Ichthys, Buenos Aires Argentina, 1989, 153 pp.

Valores Benedictinos : Una dinámica para conocer la Regla de San Benito en una perspectiva bíblica centrada en el Evangelio.


Valores Benedictinos
Una dinámica para conocer la Regla de San Benito
en una perspectiva bíblica centrada en el Evangelio.

Por el Padre Miguel Zavala-Múgica+


“Uno no es libre para hacer nomás lo que le dé la gana,
uno es libre para comprometerse y luchar
por aquello en lo que cree…”


Ofelia Medina 
(Actriz mexicana y activista por
los derechos humanos).


Este trabajo se presentó por primera vez –en un cléricus diocesano-, al Obispo y al Clero de la Diócesis de México en el año 2001, en la Iglesia de El Espíritu Santo, en Tlalpan, D.F., donde el autor era vicario. Esperamos que –en este blog-, pueda servir de base para un conocimiento razonado y dinámico de los valores cristianos en la Regla Benedictina.

San Benito escribiendo la Regla, 1926.(Hermann Nigg 1849–1928).

GUÍA BREVE:
I. Objetivos.

a. General:
Familiarizar a personas seculares (laicos o clérigos), facilitándoles un primer encuentro con la obra y valores cristianos de San Benito.

b. Específicos:Nuestros dos objetivos principales, son:

1. Percatarnos de que el Evangelio de Jesús puede vivirse de una manera diferente a la que el común de los cristianos está acostumbrado: nueva quizá, pero a la vez antigua y tradicional.

2. Constatar la posibilidad de vivir –de alguna manera-, la Regla de San Benito, como laicos o como clérigos seculares, sin necesidad específica de habitar en un monasterio, desde la casa y familia dónde y con quiénes compartimos la vida diaria.

II. Herramientas:Nuestro instrumento para lograr estos objetivos, será descubrir valores bíblicos –principalmente del Evangelio-, plasmados en algunos fragmentos de la Regla Benedictina (RB). Agrupados en forma de Lista de Citas de la RB. Será útil tener a mano al menos una Biblia por cada grupo (véase más adelante), para efectuar consultas.

Mediante esta dinámica, conoceremos –a “ojo de pájaro”-, algunos de los pasajes más famosos de la RB, recordaremos nuestro propio acervo bíblico y veremos cómo un autor cristiano de la antigüedad, tan importante como Benito de Nursia, puede darnos una visión tan suya, y a la vez, tan valiosa del Evangelio.

III. Actividades:
a. Exposición previa:
Antes de estas actividades, habremos tenido una breve introducción a la vida de San Benito y a su Regla monástica.

b. Phillips 6.6:---Reunámonos –durante un tiempo entre los seis y los quince minutos-, en grupos según nuestras circunstancias particulares: un solo grupo pequeño o varios grupos (seis idealmente) de no más de seis personas.
---En lo posible, evítese distribuir –por partes- la Lista de Citas entre los grupos, sino permítase que cada grupo pueda analizar la lista completa.

c. Detección de citas bíblicas:Los primitivos escritores cristianos, mezclaban multitud de textos bíblicos entre sus propias obras, así hace Benito en su Regla. Leemos atentamente cada cita de la RB y subrayamos en ellas lo que reconozcamos como textos de la Sagrada Escritura, identificándolos hasta donde sea posible.

d. Selección temática:---Agrupamos los diversos textos de la RB que aparecen enumerados a continuación según los siguientes criterios valorativos: 1. Cristo como centro de la vida; 2. Importancia de la humildad; 3. La autoridad como un servicio; 4. Moderación y equilibrio; 5. Piedad; 6. Trabajo, y 7. Perseverancia.
---¿Hay algún otro criterio de valor que podamos descubrir y en el que agrupemos una o más de estas citas?

e. Discusión:
¿Cómo podríamos vivir los valores arriba descritos en nuestros propios ambientes: familia, centro de trabajo, iglesia? (es decir, sin la necesidad de vivir en clausura monástica).

f. Exposición plenaria.
En este punto buscamos enriquecernos mutuamente con la diversidad de resultados a que cada equipo hubiere podido llegar.

Nota Importante:No se trata aquí de desanimar a nadie de tomar el camino de una vida monástica tradicional, sino de extender los beneficios de los valores benedictinos a personas que quieren vivir una vida cristiana con un nivel e intensidad especiales de consagración, pero cuya vocación y ministerio los vincula a la sociedad y al ambiente seculares.

Lista de Citas de la Regla Benedictina.
1. “Escucha, hijo, estos preceptos de un maestro, aguza el oído de tu corazón, acoge con gusto esta exhortación de un padre entrañable…” (Prólogo).
2. “…Si es que te has decidido a renunciar a tus propias voluntades y esgrimes las potentísimas armas de la obediencia para servir al verdadero Rey: Cristo, el Señor.” (Prólogo).

3. “Levantémonos pues, de una vez… Ya es hora de despertarnos del sueño. Abriéndonos los ojos a la luz de Dios, escuchemos lo que… advierte la voz divina que clama: ‘Si hoy escucháis su voz, no endurezcáis vuestros corazones.’ Y también: ‘Quien tenga oído para oír, oiga lo que el Espíritu dice a las Iglesias’, ¿y qué dice?: ‘Venid hijos, escuchadme; os instruiré en el temor del Señor’. ” (Prólogo).
4. “Vamos a instituir pues, una escuela del servicio divino. Y al organizarla esperamos no disponer nada que pueda ser duro, nada oneroso. Mas si… cuando lo exija la recta razón, se halla algo poco más severo para corregir los vicios o mantener la caridad, no abandones…, sobrecogido de temor, el camino de la salvación que, por fuerza, ha de iniciarse por un comienzo estrecho”. (Prólogo).
5. “Si hay que vender las obras de los artesanos, procuren no cometer fraude quienes hubieren de hacer la venta… No se infiltre el vicio de la avaricia al fijarlos precios, antes bien, véndase siempre algo más baratote lo que puedan hacerlo los seglares, para que en todas las cosas, sea Dios glorificado.” (57)


UIOGD: El trabajo manual ("David").Monasterio Cisterciense español de San Pedro de Cardeña.
6. “No darse a los placeres.” (4:12).

7. “Escuchar con gusto las sagradas lecturas” (4:55).

8. “Nada se anteponga a la obra de Dios” (43:3).



Liturgia de las Horas:(Nota: El texto original en latín dice: opus Dei, y se refiere a la “obra” como trabajo u oficio con que se presta servicio a un patrono, así, la “obra” o “faena” de Dios o para Dios, es la oración litúrgica comunitaria, como complemento de las faenas diarias del trabajo manual monástico).

9. “La ociosidad es enemiga del alma… ocúpense pues los hermanos, unas horas en el trabajo, y otras en la lectura espiritual” (48:1). 



Lectio Divina o lectura espiritual.

10. “El primer grado de humildad es la obediencia sin demora. Exactamente lo que corresponde a quienes nada aman más que a Cristo” (5: 1,2).
11. “Indudablemente, por la altivez se baja, por la humildad se sube… cuando el corazón se abaja, el Señor lo alza hasta el cielo” (7: 7,8).

12. “El abad ( abadesa ) que es digno de regir una comunidad, ha de acordarse siempre del título que se le da… La fe dice que él (o ella) hace las veces de Cristo… Han recibido ustedes el Espíritu de hijos, que permite afirmar: ‘Abá’ …” (2: 1).

13. “Hay un sentimiento malo de amargura, que separa de Dios y lleva a reprobación… y …uno bueno que aparta de los vicios, y lleva a Dios y a salvación” (72: 1).

14. “Compitan los hermanos en anticiparse a obedecerse los unos a los otros” (72: 6).

15. “No hacer a otro lo que no se desea para sí mismo” (4: 9).
16. “Venerar a los ancianos… amar a los jóvenes” (4: 70, 71).

17. “...Si se tratare de un pecado oculto del alma, manifiéstese sólo al abad o a los padre espirituales, quienes han de ser capaces de curar sus propias heridas y las de los demás, sin descubrirlas ni publicarlas” (46: 5,6).

18. “No anteponer nada al amor de Cristo” (4:21).

19. “No consumar los impulsos de la ira” (4: 22).
20. “No dar paz fingida” (4: 25).
21. “La oración, sea breve y pura, a no ser que se alargue por especial inspiración de Dios”
(20: 4).

22. “Reciba, cada uno, un libro de la Biblioteca, y léalo por orden e íntegramente” (48: 15).




Biblioteca de San Pedro de Cardeña.(Nota: Este precepto habla de las costumbres a seguir, especialmente, durante la Cuaresma. El texto original en latín dice: bibliotheca, y en tiempos de Benito, se refería a la Biblia, que no se hallaba reunida en un solo volumen, sino en varios rollos, según el número de los libros contenidos en ella. En la Alta Edad Media, la palabra bibliotheca se interpretó en relación a los grandes acervos de textos en las bibliotecas monásticas. De cualquier modo, la Sagrada Escritura tiene el primer lugar en la vida monástica, y su lectura meditada ha dado origen al ejercicio espiritual que se conoce como Lectio Divina).

23. “El segundo grado de humildad es no amar uno su propia voluntad” (7: 31).

24. “(Que el abad o abadesa) no infravalore ni desatienda la salvación de las almas por entregarse a lo transitorio, material y caduco” (2: 53).
25. “Es menester (que el abad o abadesa) conozca perfectamente la Ley Divina para que sepa y tenga de dónde sacar cosas nuevas y antiguas” (64: 9).
26. “Estos son los instrumentos del arte espiritual. Si los manejamos día y noche, y nos son reconocidos en el Día del Juicio, recibiremos… la recompensa… que ni ojo vio, ni oreja oyó, ni le pasó a nadie por su fantasía, lo que Dios tiene preparado para los que le aman.” (4: 75, 77).
U.I.O.G.D.

ESPIRITUALIDAD BENEDICTINA



 La vida ascética. Pese a sus posibles adaptaciones a otros estados de vida, la e. b. es esencialmente una forma de e. monástica. Es+.o implica, entre otras cosas, que dé gran importancia a la ascesis: la renuncia, la abnegación, el esfuerzo constante por realizar la total purificación del alma.
      Por lo que se refiere a austeridades corporales, los b. se atienen al legado de la tradición monástica primitiva: ayuno, abstinencia, velas nocturnas, silencio. Estas privaciones ayudan mucho al dominio propio. Otras penitencias corporales directamente aflictivas, no son propias de la e. b. S. Benito imprimió al ascetismo una nota de «discreción», de humanidad, reconocida por todos.
      La proverbial discreción benedictina, sin embargo, no se debe a una falta de generosidad: es medida, equilibrio, discernimiento en determinar lo mejor posible, en la elección de los medios más apropiados y en su ordenación al fin que se pretende alcanzar. Ahora bien, la austeridad corporal está sobre todo al servicio de renuncias más internas y esenciales. Lo que realmente importa es el ascetismo espiritual. En esta materia, S. Benito es radical. Ya en el s. VIII estimaba Pablo Diácono que el Patriarca castiga de tal modo al hombre interior que ya no se puede ir más allá. La renuncia a la propia voluntad, la obediencia exterior e interior, la humildad, son las virtudes básicas de la ascesis benedictina. Humilitas tiene en la Regla un sentido mucho más amplio y profundo que el que se le suele atribuir modernamente: implica la renuncia más completa y la fiel imitación de Cristo. Bajo el título De humilitate, el capítulo VII de la Regla presenta todo el ascetismo del monje como un esfuerzo por seguir a Cristo hasta lo más hondo del anonadamiento; y esto, paradójicamente, constituye su ascensión espiritual; la humilitas reviste formas concretas, que forman otros tantos peldaños; por ellos el monje, simultáneamente, baja hasta la abnegación más radical y sube hasta las alturas más sublimes de la perfección sobrenatural. Este capítulo de la Regla ha sido considerado por toda la tradición benedictina como la base de su ascetismo y en esta escuela se forjaron los grandes monjes del pasado.
      La unión con Dios. La escala de la humilitas conduce al monje a la caridad perfecta, al apaciguamiento definitivo de las pasiones, la apátheia de los antiguos, a la contemplación, a la vida mística. Desde este momento la unión con Dios se intensifica y puede llegar a los grados más elevados.
      La e. b. es monástica y, por consiguiente, contemplativa. En todos los estadios de la ascensión espiritual concede a la oraciónun lugar realmente central. La oración, en su doble aspecto comunitario y privado, es la vida misma del monje.Una de las características más constantes de la e. b. a lo largo de los siglos es el singular aprecio en que se ha tenido el Oficio divino y la liturgia en general. Incluso en épocas en que no se vivía de la liturgia, se cumplía materialmente el precepto de la Regla: «nada se anteponga a la obra de Dios» (Oficio divino). Pero los representantes de la tradición benedictina no suelen distinguir netamente entre oración pública y privada; las consideran más bien como dos tiempos de una misma realidad: la «oración continua», el ideal que debía procurar realizar todo monje, La oración privada o «secreta» se distingue, sobre todo, por dos rasgos característicos: se inspira muy naturalmente en la Biblia y en la liturgia, y, amante de su libertad bajo el soplo del Espíritu, rechaza los cauces o trabas de cualquier clase de método. Con razón se ha escrito que el método benedictino de oración consiste en la ausencia de todo método.
      Al mismo tiempo que fuente de oración, la lectio divina es considerada como la respuesta de Dios a la oración del monje. Esta idea, que se halla ya en S. Cipriano y S. jerónimo, fue adoptada con amor por la e. b. Los textos de la Escritura que el monje escucha, lee o medita, constituyen para 61 un mensaje personal. A través de su Palabra escrita, Dios habla especial y concretamente al monje. De esta manera, oración y lectio divina vienen a ser las dos partes que alternan en un verdadero diálogo entre Dios y el alma.
      Gracias a la fidelidad a este diálogo interior en la fe y el, amor, el alma va penetrando en la intimidad de Dios. Pero los representantes auténticos de la e. b. no nos dan una exposición precisa, minuciosa, de los grados de oración ni del progreso del alma en su unión con Dios. Describen la unión mística sirviéndose de temas, imágenes y alegorías tomados del Cantar de los Cantares o de otros libros de la S. E., raras veces de otras fuentes; pero no la someten a un análisis riguroso. Más que describir la realidad, intentan suscitar su deseo.
      Sentido escatológico. En esta materia, como en todo, la e. b. se caracteriza por su aspecto escatológico. Así, uno de los temas más corrientes en las obras representativas de esta e. es el del Paraíso. Consideran la vida monástica como la restauración del estado en que el hombre fue creado. El monje va penetrando más y más en este estado paradisíaco según la medida de su fidelidad a los deberes que le impone su vocación. El dominio de la concupiscencia, la paz consigo mismo, la armonía con el resto de la creación y, sobre todo, la íntima amistad y conversación con Dios, iue son los grandes bienes propios del Paraíso, los posee el monje especialmente cuando alcanza las cumbres de la contemplación. Con todo, el «Paraíso del claustro» no es más que una anticipación, muy imperfecta, del Paraíso definitivo de la Jerusalén celestial. Los monjes no sólo lo saben, sino que lo experimentan. Y conciben la contemplación, en este mundo, ante todo como un deseo de la contemplación perfecta, de la visión divina en el cielo; un deseo alimentado por el amor y al que el amor ofrece un principio de satisfacción. Pero sólo un principio, un ligero ensayo de la unión total, que estimula al alma a desear más y más. V. t.: ESPIRITUALIDAD; MONAQUISMO; CISTERCIENSES.LER...
      
      

Benoît XVI a souligné l'importance de la spiritualité bénédictine aujourd'hui: « L'engagement de sanctification, personnelle et communautaire, que vous poursuivez et la prière liturgique que vous cultivez vous habilitent à un témoignage d'une efficacité particulière »

ROME, Lundi 21 septembre 2008 (ZENIT.org) - Benoît XVI a souligné l'importance de la spiritualité bénédictine aujourd'hui, dans un monde désacralisé, marqué par une culture du vide. Il invite les Bénédictins à inventer de « nouveaux parcours d'évangélisation ».
Le pape a reçu samedi matin, 20 septembre, à Castel Gandolfo, les participants d'un congrès international qui réunit à Rome tous les quatre ans, les abbés de la confédération des Bénédictins et des supérieurs des Prieurés indépendants. Benoît XVI a reçu lors de la même audience un groupe d'abbesses représentant la « Communio Internationalis Benedectinarum » et des représentants orthodoxes.
« Avancez des propositions d'éventuels nouveaux parcours d'évangélisation », a demandé le pape, leur rappelant leur vocation à annoncer le primat de Dieu « dans un monde désacralisé » et à une « époque marquée par un préoccupante culture du vide et de non-sens ».
« L'engagement de sanctification, personnelle et communautaire, que vous poursuivez et la prière liturgique que vous cultivez vous habilitent à un témoignage d'une efficacité particulière », a insisté le pape.
« Dans vos monastères, vous vous renouvelez les premiers et vous approfondissez quotidiennement la rencontre avec la personne du Christ, que vous avez toujours avec vous comme hôte, et compagnon. C'est pour cela que vos couvents sont des lieux où hommes et femmes, même à notre époque, accourent pour chercher Dieu et apprendre à reconnaître les signes de la présence du Christ, de sa charité, de sa miséricorde ».
« Pour construire une Europe neuve, il faut commencer par les nouvelles générations », a recommandé le pape, pour élargir ensuite le regard à toute la famille humaine.
Benoît XVI a fait observer que dans de nombreuses parties du monde, « spécialement en Asie et en Afrique, on a un grand besoin d'espaces vitaux de rencontre du Seigneur, où, à travers la prière et la contemplation, on retrouve la sérénité et la paix avec soi-même et avec les autres ».
« Na manquez pas d'aller, le cœur ouvert, à la rencontre des attentes de ceux qui, aussi en dehors de l'Europe, expriment le vif désir de votre présence, et de votre apostolat, pour pouvoir puiser aux richesses de la spiritualité bénédictine ».
 « Laissez-vous guider, a poursuivi le pape, par le désir intime de servir tout homme avec charité, sans distinction de race ou de religion ».
Enfin, le pape a ajouté ces encouragements : « Je connais, disait-il, et j'apprécie beaucoup votre généreuse et compétente œuvre culturelle et de formation de tant de vos monastères, qui créent un climat d'accueil fraternel, favorisant une singulière expérience d'Eglise ».
Justement, la « célèbre hospitalité bénédictine », ajoute le pape, constitue une « expérience pleinement spirituelle, humaine et culturelle ».
En même temps, Benoît XVI insiste sur le nécessaire « équilibre » : « le cœur de la communauté doit être grand ouvert, mais les temps et les modes d'accueil doivent être bien proportionnés ».
Aux moniales, le pape a adressé un message d'encouragement devant la souffrance que constitue le petit nombre des vocations, en disant : « On demande à chacun non le succès mais l'engagement de la fidélité ». Il les invite à affronter « ces douloureuses situations de crise avec sérénité ».
Dimanche soir, les Bénédictins présents à cette audience se sont retrouvés en la basilique Saint-Paul hors les Murs, pour des vêpres solennelles autour de la tombe de l'apôtre des Nations, sous la présidence de l'abbé primat, dom Nokter Wolf, arrivé à la fin de son mandat de 8 ans : son successeur doit être prochainement élu.
Anita S. Bourdin

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